La sociedad actual se caracteriza por una movilidad creciente: para llevar a cabo las actividades cotidianas —como trabajar o estudiar, ir de compras, practicar actividades deportivas o de ocio o disponer de una segunda residencia—, se realizan cada vez más un mayor número de desplazamientos y a una mayor distancia.
Ello supone que la adscripción de las personas según su lugar de residencia pierda valor explicativo de su comportamiento residencial: si antes la casa era el núcleo central de la vida cotidiana, en tanto que en su entorno se realizaban numerosas actividades, actualmente, a través de su movilidad, las personas entran en contacto con nuevos territorios, más alejados y diferentes. Se configura así lo que la bibliografía coincide a denominar espacio de vida, entendido como la parte del territorio donde las personas realizan sus actividades cotidianas, concepto sobre el que trata el presente estudio.
El objetivo del trabajo es determinar, precisamente, cuál es el espacio de vida de la población española de acuerdo con el Censo de Población y Viviendas de 2001. Dicha fuente aporta información, entre otras, de cuatro espacios diferentes: el lugar de residencia, el lugar de trabajo, el de estudio y el de segunda residencia. La confrontación del lugar de residencia con cada una de las otras localizaciones ofrece una idea de la dimensión y la dispersión territorial del espacio de vida de las personas. Así, se describe, en primer lugar, la movilidad generada por cada una de las tres actividades citadas —el trabajo, el estudio y la segunda residencia— y el espacio de vida que conlleva; y, en segundo lugar, el espacio de vida tipo de la población española según sus características demográficas, territoriales, económicas y sociales.
En concreto, el análisis se desarrolla desde los dos puntos de vista con los que es posible estudiar la relación entre la población y el territorio: en primer lugar, desde el punto de vista del territorio, a partir del concepto de población vinculada —el total de la población que, aunque no resida en un territorio, hace uso de él a través de su movilidad cotidiana—; y, en segundo lugar, desde el punto de vista de las personas, a partir del concepto de espacio de vida, esto es, el territorio que los individuos frecuentan cuando realizan sus actividades cotidianas.
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