25/3/19

Dinámica demográfica municipal en la provincia de Tarragona

El pasado sábado 23 de marzo el Diari de Tarragona publicó un interesante análisis de la evolución demográfica de los municipios de la provincia de Tarragona según su número de habitantes.


Tuve el placer de poder participar en el análisis de los datos con el siguiente artículo de opinión:


DIFÍCIL SOLUCIÓN
La próxima semana se celebrará en Blancafort una jornada sobre la evolución demográfica de los municipios poco poblados y el papel que  tiene el arraigo de la población joven. Que este acto tenga lugar en este municipio no es, seguramente, casual: Blancafort, con 379 habitantes, es un buen ejemplo de la dinámica demográfica de los municipios de la provincia de Tarragona.

La hipótesis inicial es que la evolución de la población los últimos años ha sido desigual según el tamaño municipal: de acuerdo con el número de habitantes, los municipios han crecido más o menos, y, incluso, algunos han perdido población.

En base en 1998, y observando datos quinquenales, observamos que la población de la provincia ha aumentado un 15,7‰, pasando de los 580.245 habitantes de hace veinte años a los 795.902 actuales. Ahora bien, a) no se trata de una evolución continua a lo largo del tiempo, sino que el máximo de habitantes se registró en 2013, con 810.178 personas y, desde entonces, la población ha ido disminuyendo; b) el crecimiento se ha concentrado entre 1998 y 2008, fruto de la llegada masiva de población extranjera; y c) este crecimiento ha sido desigual según el tamaño municipal: en términos generales, y con notables excepciones, los municipios más pequeños han crecido con un ritmo menor que no los más grandes.

Algunos datos lo demuestran: si segmentamos los municipios según su población en 1998 y  observamos la evolución reciente, vemos como los que tenían menos de 250 habitantes han crecido un 8,5 ‰ (casi la mitad que el conjunto del territorio), tendencia que se repite en los municipios entre 250 y 500 habitantes (10,4‰) y entre 500 y 1.000 (7,2‰). Por el contrario, los de más de 5.000 habitantes crecieron un 15,3 ‰.

Esta evolución diferente según el tamaño todavía se pone más de manifiesto si acotamos el análisis de 2008 hasta la actualidad, es decir, desde el estallido de la crisis: sistemáticamente, los municipios de menos de 1.000 habitantes han perdido población, con tasas negativas de hasta el 3‰ en su global y de hasta el 40‰ en algunos municipios en concreto. De hecho, los únicos municipios que durante esta última década han ganado población son los que se sitúan en la franja entre los 1.000 y los 5.000 habitantes, puesto que incluso las grandes ciudades (Tarragona, Reus, Tortosa y Valls) han visto reducir su número de habitantes.

Cómo se ha apuntado, la migración, interna y externa, es el que explica esta evolución. El crecimiento generalizado de la población entre 1998 y 2008 se debió a la bonanza económica, que actuó como factor atractivo para la llegada masiva de población recién llegada, mucha de ella extracomunitaria, y que se asentó por todas partes, a pesar de que con mayor preferencia a los municipios más grandes. Por el contrario, la crisis a partir de 2008 ha propiciado el contrario: la marcha de parte de los inmigrantes venidos años antes, que ha tenido especial trascendencia a los municipios más pequeños, puesto que en muchos casos la migración había sido la única razón por la cual la población había crecido anteriormente. Mientras los municipios más grandes tienen una estructura de población más joven, que favorece un cierto crecimiento natural positivo (al menos hasta épocas muchos recientes), en los más pequeños el envejecimiento de la población es acentuado por la migración de los jóvenes hacia los municipios más poblados, donde la oferta de oportunidades y servicios es más grande. 

Esto determina que el peso de los municipios de menos de 500 habitantes haya pasado del 3,0% al 2,1% entre 1998 y 2008, y el de más de 1.000 habitantes, del 92,8% al 93,8%. Sólo una nueva oleada migratoria parece poder revertir esta tendencia regresiva de los municipios más pequeños, puesto que la estructura por edades no es nada favorable a un repunte de la natalidad a corto plazo.