El título hace referencia al hecho que la mejora de la accesibilidad (en términos de reducción del tiempo de desplazamiento) entre dichas ciudades abre nuevas posibilidades de movilidad en el territorio catalán, posibilitando desplazamientos cotidianos que hasta ahora teníam un coste temporal elevado, y, por lo tanto, nuevas relaciones funcionales entre los territorios y, en consecuencia, una ampliación (por lo menos conceptual) del fenómeno de metropolitanización del territorio.
En efecto, el uso de los flujos de la movilidad para la delimitación del fenómeno urbano (o mejor dicho, metropolitano) es un tema clásico y recurrente en geografía: se tiende a pensar que la ciudad no se termina sus límites formales (que, sea dicho de paso, cada vez son menos claros) sino en los espacios delimitados por las relaciones de movilidad de la población. Un ejemplo son las palabras de Blumenfeld (1971), que indica que el límte de la metrópolis lo marca, ni más ni menos, que el commuting diario.
Sin duda alguna, el nuevo servicio ferroviario abre nuevas posibilidades en este sentido: la ampliación del flujo de desplazamientos cotidianos entre un territorio catalán cada vez más amplio e integrado. Sin embargo, cabrá esperar a ver si esta oferta de movilidad potencial se traduce en un aumento de los flujos de movilidad entre las cpaitales catalanes. Tiempo al tiempo, y nunca mejor dicho.
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